miércoles, 7 de noviembre de 2007

Traviesas compañeras de vivienda


Este relato es inspirado por una bella personita… espero te guste cielo lindo, es para ti con todo mi cariño.


Por mi trabajo tuve que mudarme de país, duro cambio, al menos tenia asegurado el trabajo, únicamente tenía que solventar la situación de la vivienda. La compañía me dio alojamiento provisional en un hotel, pero tenía que buscar de inmediato un lugar para vivir. Buscando en el periódico encontré un departamento compartido, la renta estaba razonable y quedaba cerca de la oficina. De inmediato fui al lugar, toqué el timbre y salio ella: una preciosa chica de tez blanca, cabello castaño oscuro que pasaba un poco de sus hombros, más o menos de 1.65 de estatura, igual que yo, con un rostro bellísimo y unos ojos cafés cautivadores.

“Hola, vengo por el anuncio del periódico”, le dije, “ahhh… hola, pasa para que lo veas”, me respondió con una dulce voz. La seguí mientras me mostraba el departamento, tenia dos habitaciones, una sería la que yo debería usar, la cocineta y el resto del depa había que compartirlo. Acordamos los detalles y en menos de una semana estaba instalada. Los días transcurrieron con normalidad, tanto ella como yo trabajábamos, así que sólo por las noches podíamos conversar y así, poco a poco, nos fuimos haciendo más amigas.

Todo era normal, llegamos a tener un grado de amistad muy grande, podíamos hablar de todo, los fines de semana, a veces, salíamos juntas y ella me mostraba la ciudad, cosa que me agradaba pues disfrutaba mucho de su compañía. Yo discretamente la veía cuando salía de la ducha, con batitas cortas, mostrando un poco de su hermoso cuerpo, el cual me agradaba bastante y me excitaba de pensar cómo sería tenerla en mi habitación. Frecuentemente le llevaba flores o regalitos, quería agradarle, pues se había portado súper linda conmigo.

En una ocasión, un sábado, regresé a casa temprano. De camino al depa, me detuve en una tienda a comprar unas golosinas, una botella de vino dulce y unas cositas para acompañarlo. Llegué a casa muy contenta y allí estaba ella, descansando placidamente, viendo la televisión, lucia hermosa: un short muy cortito, una playera muy escotadita, se notaba que no llevaba sostén, sus pechos se marcaban divinos, estaba descalza, cosa que me calentó mucho cuando la vi. Entré y la saludé como siempre con un beso en la mejilla, como estaba recién bañada, tenia un aroma delicioso.

-¿Qué haces? -pregunté.

-Mmmm, pues nada, viendo la tele, ¿y tu? -respondió.

-Pues, tenía planeado que celebráramos -dije guiñándole un ojo.

-¿Y cual es el motivo? -respondió con esa mirada alucinante.

-Nada, que hoy cumplo un mes de estar aquí, eso merece celebrarse, ya me has aguantado bastante –dije, y las dos reímos a carcajadas- Mira, traje una botella de vino -y la saqué de la bolsa.

-Qué divina, qué lindo detalle, ese vino me encanta -dijo mientras saltaba del sofá para ir a traer unas copas para beber.

Nos sentamos a charlar durante bastante tiempo, la botella comenzó a vaciarse poco a poco, hasta que la terminamos. Algo mareadas ya, ella se levantó y sacó otra botella, reímos nuevamente y en el momento que iba a sentarse a mi lado, tropezó cayendo prácticamente sobre mí, su rostro sonriente quedó cerca de mi rostro. En ese momento tuve la intención de besarla, pero ella se separó cuando vio que había caído vino en mi blusa, “bahhh, no te preocupes”, le dije y me quité la blusa, mis pezones erectos debido a la bebida y la excitación, se marcaban sobre mi sostén, como este también estaba mojado por el vino, me lo saqué de inmediato dejando mis pechos al aire.

“Qué lindos pechos tienes -me dijo- se ven firmes…”, solté una carcajada, “claro que están firmes” le respondí mientras jalaba su mano hacia mis pechos, “mira, siente qué firmes son” Una chispa de electricidad encendió mi cuerpo cuando sentí el suave tacto de su mano que se posaba dulcemente sobre mi pecho derecho. Mientras que con mi mano izquierda le sostenía a ella su mano, mi mano derecha alcanzó su pecho por sobre su blusa, “wow, qué firmes son los tuyos también”, le dije viéndola directamente a esos cautivadores ojos. En ese instante me acerqué a ella, y planté un tremendo beso en su linda boca, como no hubo resistencia ni comentario alguno, la pude besar apasionadamente, recorriendo con mi lengua su boca y jugueteando con sus labios.

Mis manos pellizcaban sus pezones y ella acariciaba mis pechos, le saqué su blusa y pude ver esos hermosos pechos que habían reaccionado a mis caricias. Bajé lamiendo su cuello hasta llegar a su pezón, el cual mordí suavemente y chupé ardientemente, volví a su rostro y nos besamos más profundamente esta vez. En eso, una idea pasó por mi loca cabeza, me separé y le dije: “tengo ganas de más vino”, tomé la botella y derramé un poco sobre sus pechos, cerrando los ojos, ella lanzó un gemido cuando mi boca comenzó a saborear el vino de sus pechos. Luego, ella hizo lo mismo conmigo y pude sentir su caliente lengua quitar todo el vino que se derramaba por mis pechos bajando por mi vientre, y dio un paso más…

Al ir bajando y saboreando el vino que mojaba mi cuerpo, me levanté para quitarme el pantalón y la tanga, quería que el vino me mojara toda y que ella lo saboreara. Me senté en el sofá y ella, tomando la botella, derramó más a la altura de mi ombligo, la sensación del vino recorriendo mi cuerpo hasta llegar a mi sexo era indescriptible. Cerré los ojos mientras sentía como ella y su ágil lengua saboreaba el vino que escurría por mi clítoris y mis labios vaginales, vertió más vino, ahora directamente en mi clítoris y su boca lo recibió de una manera muy perversa, lamiendo mi sexo de abajo hacia arriba mientras el vino era vertido de la botella. Mis grititos eran más fuertes mientras ella se deleitaba bebiendo directamente de mi sexo que ahora mezclaba mis jugos con el vino, se levantó y se acercó a mi boca, ver su rostro mojado por el vino y mis jugos, me excito aún más, tanto que la besé ardientemente y mi lengua limpió su bello rostro, ella se dejó.

La senté en el sofá y me levanté hacia el refrigerador, ella me siguió con la mirada tratando de adivinar mis perversas intenciones; saqué unas fresas, las traje y le dije: “no hay nada mejor para acompañar el vino que las fresas” Me hinqué frente a ella, mojé una fresa con vino sobre su delicioso sexo y la introduje en ella, su cabeza se hizo para atrás mientras soltaba un sonoro gemido, dejé la fresa un momento dentro de ella y luego con mi lengua la saqué, saboreándola, mordí un pedazo y se lo di a ella de mi boca en un intenso beso. “Qué rica esta la fruta”, me dijo mientras acariciaba mi cabello; volví a bajar e introduje otra fresa, esta vez, mientras la introducía echaba vino sobre ella, la saqué de nuevo con mi boca pero esta vez la comí yo.

Luego me dediqué por completo a saborear su conchita mojada por el vino, mi lengua mordió su clítoris, con mis manos abrí sus labios para ver su sexo, le coloqué la lengua y lentamente recorría de abajo hacia arriba, haciendo presión en su clítoris y bajando hasta alcanzar su ano, tomé la botella nuevamente y mojé mi dedo con vino para poder introducirlo en su ano. La sensación era increíble, ella hacía una leve presión mientras mi dedo entraba despacio, y mientras mi boca iba chupando con mas fuerza su clítoris, ahora más hinchado y durito, los movimientos pélvicos de ella fueron aumentando la velocidad hasta que fue inminente su orgasmo.

Con sus manos apretó fuertemente mi rostro en su sexo, dejándome sólo con el sabor de sus jugos, no podía respirar más que su aroma de mujer excitada. “Aayyyyyyy, eres increíble”, dijo gimiendo mientras me jalaba para besarme de nuevo. “Ahora es mi turno”, me dijo acostándome en el sofá, y abriendo mis piernas, colocó su lengua en mi clítoris, sentí el cielo cuando su piercing recorrió mi sexo, una sensación indescriptible y eléctrica hizo que de inmediato tuviera un orgasmo, el más intenso que he tenido jamás. “Uuyyyyyy, que rápido, no me has dejado disfrutarlo”, me dijo sonriendo, “por eso tendré que castigarte”, agregó y volvió a enterrar su lindo rostro en mi mojado sexo.

Esta vez el cielo se abrió frente a mis ojos, de una manera voraz, ella comenzó a lamer mi sexo, mi clítoris, mi ano, su piercing me castigaba de una manera divina, lamía y volvía a lamer, mis movimientos eran más fuertes y más cuando introdujo dos dedos dentro de mí. Me exploraba en mi interior y su boca chupaba mi clítoris, las interminables y deliciosas caricias hicieron que de nuevo explotara en su rostro, esta vez con más intensidad. No conforme con esto, se montó sobre mí en un 69 para que yo también hiciera con ella lo que deseara. Los siguientes momentos fueron de locura, mis manos acariciaban su ano y mi boca chupaba su húmeda conchita, ella hacia lo mismo conmigo; yo estaba al borde de mis energías mientras ella se encargaba de hacerme tener un nuevo orgasmo. Me aferré duro a su sexo mientras me venía y ella también se vino en mi boca en un delicioso orgasmo simultáneo. Quedé rendida en el sofá, ella se levantó, se acercó a mí y me dio un tierno beso en la boca: “feliz aniversario”, susurro en oído y lo acarició con su lengua.

Espero les guste mi relato y como siempre me brinden sus bellos comentarios.

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